Hay noticias que te sobrepasan y eres incapaz de asimilar. La muerte repentina de Manuel Doménech a los 61 años, víctima de un infarto ha dejado al mundo del motor huérfano de uno de los mejores profesionales del sector pero también uno de los hombres que más se hacía querer por su humanidad. Madrileño de nacimiento pero asturiano por convicción y sentimiento, algo de lo que siempre hacía gala en todo momento, Manuel, Manolo para todos los amigos, iba para ingeniero de caminos pero los efluvios de la gasolina pudieron más y se decantó por el mundo del automóvil, ocupando diferentes cargos de responsabilidad en distintos medios. Además era jurado del Coche del Año en Europa y un amante de la competición (lo mismo estaba a pie de pista en una carrera de GT como en las 24 Horas de Le Mans que siguió durante más de treinta años).
Desprendido y generoso hasta la saciedad, era querido por todos, por los más veteranos que llevaban años disfrutando de su amistad, pero también por las nuevas generaciones de informadores del motor que veían en él todo un ejemplo y un espejo en el que mirarse.
Se hará difícil asumir que ya no le vamos a ver al lado en un avión, viajando a una presentación de coches o a un salón, pero también es verdad que allá arriba estaremos más cerca de él. Siempre estarás en nuestro recuerdo, Manolo. Un besín.
