Ya lo dijo Alonso antes de la carrera de Brasil: “las cuentas las haremos en Abu Dhabi”. Bien sabía el bicampeón español que aún teniendo opciones matemáticas, ganar en Brasil era misión imposible, por la fortaleza de Red Bull. Dos abandonos seguidos otra vez era prácticamente imposible. Así que lo que tenía que hacer era nadar y guardar la ropa.
Después de una calificación rara, con el poleman Niko Hulkenberg a la cabeza por primera vez en su vida, con los dos Red Bull delante, y con Hamilton justo delante suyo, Alonso tenía trabajo por delante. Esperaba que el alemán de la pole aguantase alguna vuelta, ralentizando el ritmo para que los cinco primeros fuesen pegados, y tenerlo todo bajo control. Pero, ¡hay madre!, en el primer giro Vettel pasa a la cabeza y en segundo giro, Webber pasa al segundo puesto. Vuelco al corazón para Alonso, que tenía que empezar a trabajar a tope. Los dos bólidos azules, cuales caballos desbocados, se alejaban rápidamente. El poleman venido a menos, hacía de tapón. Y Hamilton, hueso duro de roer, no lo ponía fácil. Pero Alonso apretó los dientes, se puso el mono de trabajo y pasó al ataque: presionó al inglés hasta que éste –como siempre- cometió un error en cuanto tuvo presión y sintió el aliento del bólido rojo en el cogote; el español aprovechó y le adelantó. Siguiente presa: Hulkenberg. Pero este joven alemán, algo mosca por lo poco que le duró la alegría de salir primero, no estaba dispuesto a perder también la tercera plaza, así que Alonso tuvo que esperar unas vueltas para pasarle. Siete vueltas. Demasiado tiempo. Los bólidos de la bebida energética, se marchaban: Alonso se ponía a 12 segundos de Vettel y a 7 de Webber. Pero aseguraba su tercera plaza. Por detrás Hamilton aseguraba su cuarta plaza que le permitía seguir soñando con el título mundial para la última carrera. El quinto en discordia, Button, ya había renunciado al salir undécimo en la parrilla, aunque al final hizo quinto en carrera. Perdía el título donde lo ganó el año pasado. Triste aniversario.
Así fue transcurriendo la carrera, sin abandonos, con todos los bólidos en pista en el segundo circuito más corto del mundial. Los doblados ponían un poco de sal a la carrera. Pronto fueron entrando todos a cambiar gomas pues la degradación de los superblandos era notoria. Las paradas, correctas, salvo la de Massa, con “el tuercas” de turno haciendo acto de presencia, y fulminando cualquier opción de podio del brasileño. ¿Y si llega a parar antes Alonso? Da vértigo sólo de pensarlo, hubiese dicho adiós a todas sus opciones del Mundial pues Massa tuvo que volver a boxes una vuelta después a arreglar el desaguisado con una rueda sin apretar. La carrera transcurrió sin más incidentes hasta que Luizzi, siempre le toca a él, trompeó en la “ese” de Senna a veinte vueltas del final, chocó, bandera amarilla en pista y coche de seguridad. Volvía la emoción, los coches se reagrupaban, pero con la nueva normativa de este año, se mantenían las posiciones, así que los doblados que había entre Webber (2º) y Alonso, perjudicaban el acercamiento del español. Demasiados coches para adelantar de un bocado. La carrera se relanzaba de nuevo, y el español se lanzó a la desesperada a pasar rápidamente a los doblados para acercarse a la cabeza. Los Red Bull, con el miedo en el cuerpo, volvieron a forzar los motores para poner pie en polvorosa. EL F10 de Alonso empezó a marcar vueltas rápidas, a falta de 10 giros para terminar, parecía que se podía acercar a Webber. La presión sobre el australiano era enorme. Y a su vez éste apretaba y se acercaba a la cabeza, a menos de 2 segundos. ¿Habría órdenes de equipo?. El alemán, ganando, tenía opciones para Abu Dhabi, así que no estaba dispuesto a ceder. Fueron pasando las vueltas, y Alonso no se acercaba a menos de 5 segundos se Webber, a pesar de sus esfuerzos. La suerte estaba echada, y Vettel completaba el último de los 71 giros ganando la carrera, seguido a escasos metros por Webber y Alonso entraba tercero. Salvaba los muebles. Salía de Brasil con más de 7 puntos de ventaja, lo que él quería, pues así superaba la ventana de la diferencia entre el primero (25 puntos) y el segundo (18), por lo que ir a la última carrera con 8 puntos de ventaja sobre el segundo, es casi un seguro de vida. Su tercer mundial depende de él mismo. Hamilton era cuarto y se iba de Brasil con la vuelta rápida y a 24 puntos del líder, lo que le da una mínima opción de adjudicarse el título.
Así las cosas, el título se decidirá en la última carrera de Abu Dhabi, una semana después de Brasil. Las espadas están en todo lo alto. Cual si corrida de toros se tratase, hay tres espadas en la lidia que optan al trofeo como mejor matador. Alonso, Webber y Vettel, con 246, 238, y 231 puntos respectivamente. Fernando Alonso ya lo ha dicho: “Esto es Fórmula Uno y puede pasar de todo. Empezamos de cero”.
El desenlace del Mundial más disputado y reñido de todos los tiempos, nos espera.
¡Un saludo y hasta pronto, amig@s!