Ayudas a la conducción: sí, pero las justas

3 noviembre, 2015
JUAN ROBREDO

Investigaciones realizadas en Europa (España incluida) por las compañías aseguradoras han llegado a la conclusión de que un exceso de “gadgets” tecnológicos en los coches puede llegar a distraer y crear inseguridad en los conductores, que se alarman ante el exceso de avisos, testigos y pitidos, por eso reclaman que siempre sean desconectables. Por otra parte las propias compañías afirman que estas ayudas a menudo encarecen de forma sensible el mantenimiento de los coches (caso de la sustitución de un parachoques con cámara de visión trasera, de los parabrisas dotados de sensores de luz y lluvia, la sustitución de los sensores de inflado insuficiente al cambiar neumáticos…), lo que hace que sean percibidas negativamente por los conductores.

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Finalmente, el dato más claro es el de que los conductores de más de 50 años reclamen más ayudas para el mantenimiento y prevención de averías (aviso de aceite sucio, fallos de bombillas, aviso de sustitución de frenos, testigos de neumáticos) y suelen rechazar los equipamientos que no entienden o que no son fáciles de aplicar y comprender a la primera, considerados desde el principio no como una ayuda sino como una complicación al volante, lo que se extiende a los navegadores GPS con un sistema poco intuitivo de selección.

En resumen, las marcas deben reflexionar sobre si las nuevas ayudas a la conducción suponen de verdad una ayuda o si son un estorbo, porque los conductores ya no las reclaman como antes.