Mejor personalizado
La marca del «cavallino» ofrece a sus clientes un completo y exclusivo nivel de personalización denominado “Taylor Made” para que no haya dos Ferrari California iguales.
Ya en el pasado salón chino de Shanghai, Ferrari mostró una unidad de su California Turbo a cargo de su división “Ferrari Taylor Made”, encargada de personalizar cada coche a gusto del cliente antes de su entrega. En aquella ocasión, en abril, se trataba de un ejemplar en color gris metalizado (“Grigio Ingrid”, en honor al Ferrari 375 MM que el director de cine Roberto Rossellini regaló a su mujer, la actriz sueca Ingrid Bergman en 1954) en una combinación sobria y muy elegante, con tapicería de piel marrón claro y asientos inspirados en la “silla Kennedy”, un diseño del francés Jean Marie Massaud para el ex malogrado expresidente norteamericano por encargo de su entonces esposa, la también francesa Jackie Kennedy (de soltera Jaccqueline Bouvier). Otra nota original eran sus alfombrillas, de pura lana virgen de ovejas de Nueva Zelanda.
Luego, en el pasado verano hemos visto dos unidades más “taylor made” del California T, una a finales de junio durante el festival de Goodwood, esta vez en color blanco (un “bianco Italia” tricapa) y con el volante a la derecha (como corresponde a un coche para el mercado británico). Esta vez Ferrari adujo como motivo de inspiración la hípica y los colores del deporte del polo; el coche montaba unas llamativas llantas de 20” de 5 radios dobles en estrella y acabado bitono (gris plata y azul Hellen), y su interior lucía un tapizado textil muy fino y ligero (0,7 mm de grueso, con la tercera parte del peso que si hubiera sido en piel), también en azul (Blue Sterling) con detalles en blanco: un tejido elegido especialmente por su resistencia a la intemperie (en especial al agua y el calor), siempre importante en un descapotable.
El tercer California T “Taylor Made” se expuso en el concurso de elegancia Pebble Beach de California, a orillas del Pacífico, honrando su nombre), mostrado como ejemplo de futuro clásico y esta vez en un color típico de la marca, el rojo Ferrari, el mismo del primer modelo de la marca del “cavallino” (el 125S) con el detalle de llevar pintados en blanco marfil los pilares delanteros del parabrisas y el techo escamoteable (en recuerdo al 250 Europa GT). Una elección de colores en claro contraste con su abundancia de cromados, desde la parrilla frontal a las llantas de 20”. Y como guinda del pastel, un interior tapizado en cuero color rojo burdeos (en un guiño “retro” a las butacas Dezza de Giò Ponti), también a juego con detalles en color marfil.
Por eso no ha extrañado tampoco su presencia en el reciente salón de Fráncfort, esta vez en un ejemplar que rinde homenaje al Ferrari 250 TR, el primer Testarossa (el de carreras de 1958, que se estrenó en competición en enero de aquel año en los 1.000 km de Buenos Aires, y luego alcanzaría el triunfo en las 24 Horas de Le Mans). Para ello, esta unidad “Taylor made” del California Turbo estaba pintada en los colores de aquel Testarossa original, o sea en negro (“Piano Black” en esta ocasión) con el frontal y perfiles contorneados en rojo y blanco, lo mismo que aquél (de ahí que los bonaerenses le llamaran “boquita pintada”), recreándose por dentro la misma tapicería roja con costuras en blanco del 250 TR.
En definitiva, se trata de ejercicios de estilo en demostración de la capacidad de vestir “a medida” cada coche por este departamento Taylor Made de Ferrari, en este caso en especial el California T, nacidos para mostrar las posibilidades de personalización y dar inspiración a sus clientes, y no para preparar su mecánica, dado que todos montan el V8 3.9 sobrealimentado de 560 CV, y anuncian las mismas prestaciones del modelo original: 316 km/h de velocidad máxima y 3,6 segundos de 0 a 100 km/h.