Las últimas generaciones de coches presumen mucho de su conectividad multimedia, pero no tanto de la protección de la misma. Los sistemas de comunicación integrados mediante conexión inalámbrica están abiertos a la entrada de los “hackers” o piratas informáticos, algo de lo que no se han preocupado mucho los constructores, pero que facilita que alguien que penetre en nuestra conexión modifique nuestros ajustes o simplemente manipule la configuración del acceso “manos libres” para entrar en el coche… o robarlo. En EE.UU. se ha llevado a cabo una investigación promovida desde el Senado sobre 16 marcas que ha llegado a la conclusión de que los últimos modelos de automóviles apenas si están protegidos (y se cita ya un caso, el de BMW, que ha debido modificar su Connected Drive en 2,2 millones de coches a nivel mundial para corregir un fallo que permitía el acceso “manos libres” a usuarios indeseados). Además, lo más preocupante es que ya ha habido un caso donde los piratas han logrado actuar sobre el freno y el acelerador de un coche en marcha. Urge el diseño de un antivirus informático específico en cada marca para eliminar este riesgo que puede volver locos a conductores, talleres y fabricantes de coches.