O al menos eso es lo que ha dicho el primer ministro galo, el originalmente barcelonés Manuel Valls, quien ha declarado que el apoyo francés al motor diesel (el 80% de las ventas anuales de turismos del país vecino) “ha sido un error que vamos a deshacer progresivamente”. Otro signo más de la ofensiva antidiesel, recrudecida ahora por el bajo precio del petróleo, lo que ha permitido a Valls anunciar un aumento de 2 céntimos litro sobre el precio del gasóleo. La idea es establecer un censo de clasificación del parque móvil en función de sus emisiones, lo que discriminará el acceso al centro de las ciudades a los vehículos más contaminantes. Los motores diesel se penalizarán más, computando tanto la emisión de CO2 como la de NOx. Con todo no será un proceso demasiado drástico habida cuenta que el 75% del parque francés es diesel; la idea se apoyará con ayudas a la renovación de viejos turismos diesel por otros nuevos de gas, con subvenciones de hasta 10.000 euros. Una medida que, a buen seguro, tendrá un impacto importante en España.