PEPE VALENCIANO
- 5 años del fichaje de Fernando Alonso por Ferrari.
- Lo mejor: 3 subcampeonatos del mundo, 11 victorias y 31 podios, el logro de Alonso.
- Lo peor: Ferrari sigue sin darle un coche ganador.
- Sus mejores victorias: la primera en la primera carrera en Bahréin; la primera lograda en Monza y sus apoteósicas victorias de 2012 en Valencia y 2013 en Barcelona.
Corría el año 2009 cuando el 30 de septiembre Ferrari anunciaba el fichaje del bicampeón del Mundo de Fórmula Uno, el español Fernando Alonso como piloto oficial. La noticia, no por menos esperada, causó un impacto sin precedentes no sólo en España sino en todo el mundo automovilístico. El fichaje se anunció tres días antes de subirse al podio con una tartana llamada R29 en la noche estrellada de Singapur, su circuito talismán. Por fin, el sueño hecho realidad: Alonso vestido de rojo. Era el sueño de todos los aficionados españoles. Era el sueño desde niño del prodigio asturiano. Desde que se montó en un Kart, luciendo su mono artesanal confeccionado por su madre, al modo y estilo de Ayrton Senna (como se pudo comprobar en la excelente exposición del Canal en Madrid, de Fernando Alonso), Fernando Alonso ambicionaba subirse a un monoplaza rojo. Su espíritu indomable se forjó en los karts. Pudo haberlo hecho varios años antes, pero la venganza de Jean Todt, a la sazón “Capo” de Ferrari, lo impidió. ¿El delito de Alonso?, que se dejó seducir por su amigo Flavio Briatore y quiso cumplir su palabra y ser agradecido con quien le dio su primera gran oportunidad, correr en Benetton primero y después en Renault como piloto de prueba. Quiso Jean Todt ficharle para Ferrari pero ya era tarde y Alonso dijo no. A partir de ahí, el francés actual presidente de la FIA pronunció su frase sentencia: mientras yo sea director en Ferrari, Alonso no vendrá. Así fue durante años. Hasta que poco a poco se fue cociendo a fuego lento, muy lento, su fichaje. Tras logar dos Mundiales con Renault (2005 y 2006), y tras casi lograrlo en McLaren (2007), Fernando Alonso volvió a Renault para una travesía en el desierto que duraría 2 eternos y largos años, donde tuvo que morder el polvo de la humillación constante de tener que luchar cual Don Quijote contra molinos de viento. Aún así, ‘El Indomable’ logró ganar la primera carrera nocturna de la historia, en Singapur 2008. En esos años se fue forjando una alianza, la Gran Alianza que a la postre desencadenaría en el fichaje del español. Me refiero claro está a la unión entre Luca Cordero de Montezemolo, a la sazón presidente de Ferrari y D. Emilio Botín, presidente del Banco Santander (recientemente fallecido). Los dos unidos trajeron a Fernando Alonso, con Jean Todt ya fuera de Ferrari sustituido por Stefano Domenicali, enamorado del piloto español.
Ya en Ferrari, desde el comienzo el español bicampeón del Mundo dejó claro que iba a ganar con la Scuderia mítica. Desde el instante en que se hizo oficial su fichaje, se daba por seguro que la unión entre el mejor piloto y el mejor equipo traería como inevitable consecuencia triunfo tras triunfo. Y al principio pareció que sí. Fernando Alonso lograba ganar en su primera carrera disputada con el equipo Rosso, en el Gran Premio de Bahrein. Sin embargo poco a poco se fue diluyendo la ilusión porque nadie contaba con dos variables que se dieron a la par: que Ferrari no había construido un coche invencible, a pesar de llevar nombre de avión de caza, el F10, ni tan siquiera a la par del mejor, y que una recién llegada escudería surgía con un fabuloso coche, aerodinámicamente perfecto, de la mano de un mago, Adrian Newey, (hablamos de Red Bull, claro), pilotado por un jovencísimo piloto alemán Sebastian Vettel que había roto el récord de precocidad ganando su primera carrera con Toro Rosso, precisamente en Monza, casa de Ferrari, un año antes. Vettlel demostró que sabe ganar con un coche ganador, y le puso las cosas muy difíciles a Alonso en la lucha por el Mundial 2010.
Otra de las victorias apoteósicas de Alonso fue, también en 2010, cuando corrió su primera carrera como ferrarista en Monza, en el Templo de la Velocidad. Allí ganó para el delirio de los tifosi que se convencieron de que Alonso podría devolver la gloria perdida durante tantos años. Desde ese momento el matrimonio piloto-afición se hizo cada vez más fuerte. Alonso siguió batallando en 2010 a pesar de tener un coche inferior al rival. Aún así llegó con opciones de ganar el Mundial a la última carrera en Abu Dhabi. Allí Ferrari cometió una de las mayores pifias estratégicas que se recuerdan, gracias también a que picó el anzuelo que le tendió Red Bull. Desde el muro de la bebida energética, sacrificaron el caballo ganador de Mark Webber, primero en el Mundial en ese momento, y lo lanzaron a los lobos de Ferrari que nunca pensó ni imaginó que el tapado era Vette, tercero en los puntos. Alonso, que era segundo y que tenía a tiro su primer Mundial con Ferrari, y su tercero, fue parado en boxes en una parada absurda y sin medir. Cuando salió se encontró con un tapón inesperado, el Petrov, el ruso de Renault. Alonso no pudo adelantarle con un coche mal reglado para ese menester. Finalmente, el primero de sus sueños se desvaneció. Sebastian Vettel se llevaba su primer Mundial, el primero de una serie de cuatro seguidos, rompiendo también el récord de precocidad que Alonso poseía. El español lloró amargamente en el box, incrédulo ante lo que acababa de suceder. El monumental error de estrategia de Ferrari le hacía perder un Mundial que tocó con las manos. Se quedó subcampeón del Mundo a cuatro puntos de Vettel. Pero el segundo es el primero de los perdedores, que dijo Ayrton Senna. 2010 le dio a Alonso cinco victorias más otros cinco podios en su estreno en Ferrari.
En 2011 Ferrari presentó un coche todavía peor que el anterior, el F150º Italia. Fue coser y cantar para Red Bull y para Vettel a quien todo salía bien. Las pocas averías en carrera le pasaban a su compañero Webber, quien después del chasco de la última carrera de 2010, nunca volvería a tener una oportunidad igual para ser Campeón del Mundo. Vettel ganó de calle el Mundial de 2011. Fernando Alonso logró al menos una victoria y nueve podios. Y seguía erre que erre con su sueño: “Ferrari será el último equipo de mi carrera”.
Al año siguiente, 2012, Fernando Alonso volvió a luchar por el Mundial de Pilotos exprimiendo hasta la extenuación su maltrecho monoplaza F2012, desde luego mejor que el anterior. Basta ver cómo carrera tras carrera su compañero Felipe Massa era incapaz de seguirle la estela. Tuvo varios contratiempos como los dos ceros seguidos propiciados por el mismo piloto, Grosjean, metido a kamikaze, dejando fuera de combate a Alonso en SPA y en Suzuka. Su ventaja de 40 puntos se esfumó a favor de un Vettel pletórico. Este año de nuevo Alonso llegó a la última carrera, esta vez en Brasil donde por dos veces se había proclamado Campeón del Mundo, con opciones de victoria. Más aún cuando un nervioso Vettel, al que le pudo la presión, volteaba su coche a poco de la salida en una pista mojada, quedando el último de carrera. Posteriormente, nuevo error de conducción golpeando su bólido contra los corchos que avisan de los metros que faltan para la curva, sin que ello dañase demasiado su alerón delantero. Sebastian Vettel logró remontar y salvar los muebles llevándose su tercer Mundial. Alonso esta vez se quedaba más cerca, a tres puntos, tras haber conseguido tres victorias y diez podios. Una de las victorias fue la conseguida en Valencia ante los suyos, apoteósica, pletórica, con una salida magistral y dos adelantamientos para enmarcar. Pero de nuevo el sueño finalmente se esfumaba.
En 2013, otra vez la apisonadora Red Bull y otra vez un esperpento salió de la factoría de Maranello. Cada fin de semana era un suplicio para Alonso quien exprimía y exprimía una y otra vez lo que tenía en las manos. Sólo pudo conseguir dos triunfos y siete podios, suficiente para ser subcampeón del Mundo, a gran distancia de Vettel que arrasó a todos sus rivales, insuficiente para lograr el tan ansiado sueño de ganar el título con su escudería soñada. Eso sí, logró al menos ganar en casa, en el Gran Premio de España ante el delirio de más de 100.000 almas que asistieron atónitas al festival de Alonso, a una victoria mágica. Ahí nos queda para el recuerdo.
Y este año 2014, su quinto año en Ferrari, el título ya es imposible y a duras penas logrará ser como mucho tercero. Ni una victoria. Sólo un podio. Triste final para quien lo ha dado todo por hacer su sueño realidad. Ya había dejado caer Alonso que en 2014 quería si o sí un coche como Dios manda. Y de nuevo Maranello volvió a fallar, a fallarle y a fallarnos a todos. No valen las excusas de años atrás sobre la importancia de la aerodinámica. Montezemolo se quejó una y otra vez diciendo que “nosotros fabricamos motores, no aviones”. Pues las reglas se cambiaron por fin, para todos, se quitó peso a la aerodinámica para dárselo al motor, solo que esta vez se llamaría “Unidad de Potencia”, compuesta por hasta seis elementos entrelazados, unidos, entre motor y sistemas de recuperación de energía. Y a pesar de que todos los equipos partían de cero, de nuevo la pifió Ferrari, de nuevo fue incapaz de hacer un coche no ya ganador, ni tan siquiera un coche competitivo para poder luchar por algo. Alonso no necesita estar a la par que el coche dominante del momento, en este caso Mercedes. Le basta con que la diferencia no llegue a medio segundo. El resto lo pone él, como hizo en Renault, como hizo en McLaren, como lo volvió a hacer en Renault, y como lo ha hecho en Ferrari durante cinco años donde el sueño se ha convertido en pesadilla en las últimas semanas, donde suenan vientos de cambio. Ya no están ni Montezemolo (cesado), ni Domenicali (cesado) ni D. Emilio Botín (fallecido). Sólo queda él de la vieja guardia. Fernando Alonso quería ganar a toda costa en Ferrari, sí, pero si no es posible, quiere ganar de nuevo, sentir la sensación de ganar y eso en Ferrari no será posible ni en 2015, año en que acaba el contrato de Fernando. Incluso se atreven a decir desde Ferrari (Marco Mattiachi lo ha manifestado) que incluso en 2016 es posible que no se logre enjugar la ventaja actual de segundo y medio con Mercedes. Pero Fernando Alonso seguirá persiguiendo su sueño de ganar otro Mundial, mejor con Ferrari como él quiere, pero si no es posible, buscará su sueño en otro equipo. ¿Cuándo?, esta es la gran incógnita que pronto veremos desvelada. Y es que lo que parecía imposible de romperse, la unión Ferrari-Alonso, tiene todas las papeletas de romperse para siempre. Y es que el amor no siempre es para siempre, ¿o sí?.
(FOTOS: Scuderia Ferrari y Pepe Valenciano)