BUGATTI VEYRON 16.4 GRAND SPORT

10 diciembre, 2008

Desde que el grupo VAG compró Bugatti, hemos asistido a diversas declinaciones del primitivo «concept» dotado con el motor de 16 cilindros en W (doble bancada de 8 en V estrecha), todas bajo el denominador común de los 1.001 CV. Ahora con su arquitectura «targa» cambia un poco su frontal, depura más su línea (con fondo de escudo y toma de aire en negro) y permite desmontar la parte superior del techo de vidrio, el que enrasa con la luneta casi horizontal bajo la que se puede ver el motor, de modo que se pueda rodar a cielo abierto.

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A fin de mantener la misma rigidez de la carrocería cerrada, ha habido que reforzar diversas partes del bastidor, hacer las puertas laterales en fibra de carbono, reforzar el túnel de la transmisión central y aumentar los refuerzos laterales y de los pilares A y B. Por fuera, una ligera mayor altura de parabrisas y los faros por diodos le distinguen.

Las prestaciones son las mismas del Bugatti coupé… a coche cerrado. Sin techo (que se quita a mano, nada de automatismos, y se guarda en el garaje: no hay lugar para llevarlo en el coche fuera de su sitio…) la cosa cambia: y de los fabulosos 407 km/h de velocidad punta se pasa a «sólo» 360 km/h. Y si llueve rodando sin techo, Bugatti ha dispuesto una solución heroica para que no se moje la tapicería ni los ocupantes; una cortina textil enrollable a modo de paraguas contra aguaceros imprevistos, aunque con ella desplegada como si fuera una capota la velocidad máxima se ve limitada a 130 km/h…

En todo lo demás, el Bugatti Veyron Grand Sport es tan extremo como su hermano de techo cerrado: dos toneladas de peso en vacío, el gigantesco motor 16 cilindros y 8 litros de cubicaje (7.993 cc) sobrealimentado por 4 turbocompresores (ahí es nada) hasta lograr extraer esos 1.001 CV a 6.000 rpm (con un par máximo de 127,5 mkg constantes entre 2.200 y 5.500 rpm). Para pasar ese impresionante poderío a las ruedas hace falta, además de una tracción total por embrague Haldex delante y por bloqueo de diferencial detrás, un cambio DSG especial de 7 relaciones, construido sólo para este Bugatti y capaz de aguantar esos 127,5 mkg… Un motor de avión en suma, para unas prestaciones más aeronáuticas que automovilísticas.

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Una desmesura que se traslada también al apartado de los consumos y emisiones, haciendo del Bugatti Veyron uno de los coches más políticamente incorrectos del mundo. Porque sus emisiones de anhídrido carbónico rompen todos los esquemas: casi 600 gr/km de CO2 (596) en el promedio combinado, rozando los mil (999) en ciudad y bajando a «sólo» 373 en el circuito interurbano… Claro que es que también «traga» lo suyo: casi 25 litros/100 km de gasolina de 98 NO en el promedio combinado ciudad-carretera (24,9 exactamente), que bajan a 15,6 en el interurbano para subir a ¡41,9! en el urbano… Casi medio litro por km… No es un consumo muy aceptable para uso cotidiano.

Los trenes rodantes son los ya conocidos, con ruedas métricas de 265-680 / ZR500 delante y 365-710 / ZR540 (Michelin Sport Pax), equivalentes más o menos a llantas de 20 pulgadas de diáme-tro delante y 21 detrás. Repite igualmente el mismo esquema de suspensión, con tres alturas al suelo seleccionables por el conductor (o por el coche). La estándar de 12,5 cm en uso normal y por debajo de 220 km/h, la «handling » para conducción rápida y en carreteras viradas (8 cm delante y 9,5 detrás), y la «top speed» para máximas prestaciones y por encima de 375 km/h, que debe accionarse mediante una llave aparte (sólo 6,5 cm de altura delante y 7 detrás).

Los frenos también son los ya vistos de discos cerámicos de 400 mm delante y 380 mm detrás, rayados y autoventilados, con pinzas dobles delante de 8 pistones y sencillas de 6 detrás, lo bastante contundentes como para pararlo en seco en menos de 32 metros a 100 km/h. Pero lo que indudablemente llama más la atención es su aceleración, realmente de Fórmula 1: 2,7 segundos de 0 a 100 km/h, 7,3 hasta 200 km/h y 16,7 hasta los 300… Aunque el coche se mostró por vez primera en el concurso de elegancia de Pebble Beach, en realidad no se va a fabricar (artesanalmente, por supuesto) hasta la próxima primavera (entrega de primeras unidades en marzo de 2009).

La muestra de Monterrey fue una manera de calentar el ambiente y sondear a los clientes, ya que la unidad expuesta fue allí subastada por Gooding & Co., con el chasis número 1, y adjudicada por la módica cantidad de 3,2 millones de dólares (unos 2,5 millones de euros). De todos modos no se verán mucho estos Bugatti Grand Sport por las carreteras… Sólo se va a construir una edición limitada de 150 unidades, al ya citado precio de 1,4 millones de euros cada una antes de impuestos. Y de los 150, un tercio —los primeros 50— de adquisición restringida para los clientes actuales de Bugatti. ¿Acaso no hay 150 multimillonarios en el mundo?