
Como ya comentamos en la revista de julio pasado, la guerra comercial entre Mercedes y Renault/PSA por el tema del gas del aire acondicionado de sus coches ha provocado todo un conflicto comercial entre Francia y Alemania que todavía sigue sin visos de resolverse, aunque parece que la razón se va decantando del lado de Alemania. Como saben nuestros lectores, el conflicto estriba en que Mercedes sigue utilizando el gas freón R134a en vez del actualmente obligatorio HFO 1234yf, acogiéndose al supuesto de que lo hace en coches que no son nuevos modelos sino variantes de los ya existentes (caso de los Mercedes Clase A, B, CLA y SL), lo que desde luego no se sostiene. Da la casualidad de que el 50% de los nuevos compradores de estos modelos en Francia proceden de Peugeot ó Renault, y que sólo los Clase A y B suman más de la mitad de las ventas de Mercedes en Francia, lo que ha dado pie a París a defender su industria frente a Berlín, que protege la suya.
En un principio Bruselas dio la razón a Francia, según el dictamen del comisario de competencia de la CE, el italiano Antonio Tajani, lo que podría haber extendido el veto galo a los 28 países de la UE. Sin embargo, un tribunal francés de Versalles ha dado la razón a Mercedes, en cuanto a que no se ha probado la inocuidad del HFO. En el fondo, se trata sobre todo de una guerra comercial con un supuesto trasfondo ecológico, ya que el impacto medioambiental del uso de uno a otro gas, caso de que fuera cierta le ventaja del HFO sobre el R134 (y no lo fueran sus riesgos de incendio) no llegaría ni siquiera al 0,003 % sobre el total del parque móvil climatizado de la UE, según un estudio del ADAC alemán.

Además, hay nuevos argumentos a favor de Mercedes: la agencia alemana de transportes (la KBA) ha realizado una serie de pruebas con el HFO 1234yf y los resultados no han sido nada tranquilizadores. En efecto, se trata de un gas inflamable (lo que añade peligro en caso de incendio) y además nocivo, ya que en caso de fuga se descompone emitiendo fluoruro de hidrógeno (HF), un gas altamente contaminante y tóxico. Mercedes tiene además ahora un nuevo aliado, la japonesa Toyota, que en tres de sus nuevos modelos (el deportivo GT 86, el último Prius y el Lexus GS 450) había decidido emplearlo, se ha echado atrás y ha vuelto al R134a, por considerar peligroso el primero.
De momento, el gobierno francés ha levantado el veto contra Mercedes (dado que además, de hacerlo debería extenderlo también a otras marcas que han decidido no utilizar el gas de la discordia, como Toyota), a la espera de la decisión de la CE. Pero el análisis de la KBA va a pesar en contra del HF 1234yf, y lo más probable es que al final el asunto de quede en agua de borrajas. Eso sí, el perjuicio causado a Mercedes ya no tiene remedio, con cuatro meses de espera en la entrega de sus coches, sustituido a base de prestar coches de sustitución a sus clientes franceses…