No son buenos tiempos para las mecánicas diesel; el precio de su combustible se sitúa ya por encima del de la gasolina, por no hablar de que el precio de estos motores sube en mayor proporción que el de los de gasolina, debido a sus mayores necesidades tecnológicas en materia de medio ambiente. Por ello no está tan clara ya para muchos usuarios la ventaja de las primeras frente a las segundas, salvo que la diferencia de precio se compense por su menor consumo y además por un alto número de kilómetros recorridos al año (a partir de 20.000 más o menos).

Son estos en definitiva los que de verdad deben inclinar la balanza hacia una u otra modalidad, pero también hay personas para las que influye lo suyo el agrado de conducción y la insonorización del habitáculo. Todo lo anterior se justifica porque cuando uno se topa con una mecánica como la que ahora nos ocupa, de encomiada suavidad y refinamiento, y además perfectamente insonorizada en su nuevo vano motor (también la utilizó el anterior Mazda 2, pero sin destacar como aquí), no deben doler prendas el decirlo.
Se trata del 1.4 CRTD, un 4 cilindros monoárbol realizado enteramente en aluminio que entrega 68 CV a 4.000 rpm y un par máximo (superior al de sus hermanos gasolina) de 16,3 mkg a 2.000 rpm que probamos en una carrocería 5 puertas (la de tres llegará en breve).
En la práctica, este pequeño motor resulta suave y lineal en su empuje a partir de 1.800 rpm, sin prácticamente tirón del turbo, ideal para desplazamientos cortos en las ciudades y, por qué no, también en carretera. No obstante, en carretera la 5ª velocidad, más orientada a pulverizar los consumos con 3,7 litros en ciclo extraurbano, resulta algo larga de desarrollo, obligando a pasar a 4ª con frecuencia para lanzar el vehículo, lo que aumenta el consumo.

También en carretera la buena insonorización del vano motor hace que con la velocidad se oiga más el ruido de rodadura de los neumáticos, además del ligero ruido aerodinámico que producen sus enormes y prácticos espejos retrovisores.
Por lo demás, el chasis sigue siendo igual de ágil, contando con un cambio rápido y preciso y una dirección eléctrica directa y rápida que no sólo mejora su ligereza, sino que actúa más asentada debido al mayor peso ejercido en el eje delantero. Y también es destacable que Mazda haya practicado en este pequeño modelo su «estrategia del gramo», reduciendo en casi 100 kg (ahora sólo pesa 980 kg en vacío) el peso respecto del modelo anterior, lo que le lleva a bajar consumos y por tanto las emisiones de CO2, situándolas en 114 gr/km, con lo que no paga impuesto de matriculación. Así el consumo medio disminuye en algo más de un litro respecto a los motores gasolina 1.3 de 75 y 86 CV, fijándose en 4,3 litros cada 100 km (un 9% menos que el antiguo Mazda2), destacando también el consumo urbano de sólo 5,3 litros (1,6 litros menos que sus hermanos gasolina), siempre con cifras oficiales.
Esta versión diesel del Mazda2 se comercializa en los acabados Active y Active+ por 12.950 y 14.100 euros respectivamente, contando desde el primer nivel con aire acondicionado, elevalunas eléctricos delanteros, airbag frontales, anclajes Isofix, llantas de 14 pulgadas y frenos ABS+EBD con asistente a la frenada de emergencia (EBA).

El Active+ añade climatizador, elevalunas traseros, llantas de 6×15 pulgadas (en opción hay otra de 6,5×16), airbags laterales y de cortina, ordenador de viaje, retrovisores plegables eléctricamente, sistema de sonido con 6 altavoces y cargador de 6 CDs con MP3, y la posibilidad de incluir el ESP por 1.750 euros.
La gama Mazda2 se completará el próximo mes de junio con la carrocería 3 puertas, de iguales dimensiones, con la que se obtienen las mismas prestaciones y consumos oficiales (aunque pesa unos 10 kg menos) y las mismas emisiones de CO2. Esta presenta un diseño más deportivo con las puertas y las ventanillas laterales más grandes, y más adelante no se descarta una variante diesel más potente de 90 CV que resultaría ideal, pero aún está sin confirmar oficialmente. La garantía es de 3 años ó 100.000 km y el mantenimiento programado cada año o cada 20.000 km.