Con rejilla de separación fija tras los asientos y las ventanas laterales selladas y opacas, este Mini Clubvan llegará al mercado en otoño con tres motores como una refinada furgoneta para aquellos profesionales del reparto o empresas con cierta necesidad de representación en sus entregas.
Habrá que ver cómo responde la clientela, pero sin duda esta es una apuesta más arriesgada que la del primer Mini Van de hace medio siglo, un Mini furgoneta de batalla alargada y 3,4 m de largo, sin pretensiones elitistas y concebido sólo como la furgoneta más urbana posible. Pero esta versión comercial del Clubman tiene otras pretensiones, con sus dos plazas y 5 puertas (dos laterales normales, dos traseras en lugar de portón y la lateral “clubdoor” al lado derecho).
Si en su día el primer Mini Van fue la versión comercial del Mini Traveller, hoy este Mini Clubvan es lo mismo frente al Clubman, con sus mismas medidas (3,96 m de largo por 1,68 de ancho y 1,43 de alto, sobre una plataforma de 2,55 m de batalla) pero sin asientos traseros y un equipamiento especial. Las ventanas laterales van pintadas y selladas, además de reforzadas con una lámina de policarbonato, y las de las puertas traseras van además supertintadas, para no dejar ver la carga a mirada externas. El volumen total del compartimento de carga no es muy grande (860 litros hasta el techo), con 1,15 m de largo y más de un metro (1,02) en su zona más estrecha, y su capacidad de carga llega a la media tonelada.
El piso de este compartimiento es completamente liso y va recubierto de moqueta, lo mismo que las partes laterales. El guarnecido de todo el techo, incluidos el habitáculo y el compartimiento de carga, es de color negro antracita. En el compartimiento de carga hay tomas de corriente a 12 voltios, para el uso de equipos eléctricos complementarios, y lleva además 6 anillas en los extremos laterales del piso para fijar objetos diversos y evitar que se muevan. El panel de separación montado tras los dos asientos delanteros es de aluminio macizo por abajo con una rejilla de acero inoxidable por arriba. Este panel impide que la carga transportada pueda penetrar en el habitáculo en caso de una frenada imprevista, y facilita aprovechar al máximo el volumen total de 860 litros, pudiéndose colocar objetos hasta la altura del techo.
Ofrecido en 4 colores (blanco, azul, verde y negro) con el techo, montantes, ventanas y carcasas de retrovisores siempre pintados en el mismo color del coche, esta singular furgoneta trae de serie llantas de 15” y en opción puede montar (como el Clubman) llantas de aleación de 16” y hasta 17”. El interior va en negro, tapicería textil incluida, con listones embellecedores en blanco plata, pero puede personalizarse en opción con asientos deportivos, listones distintos, salpicadero forrado en piel, etc… Algo realmente único en un vehículo comercial que puede montar también faros de xenon con función direccional, climatizador, sensores de aparcamiento… Además de gancho de remolque y retrovisores exteriores antideslumbrantes. Igualmente, el equipo normal de audio (Mini CD) puede sustituirse por otros especiales (Mini Boost CD y Mini Visual Boost), y por supuesto, puede montar también el navegador GPS opcional de todos los Mini.
La singularidad de este Mini Clubvan se aprecia también en sus motores, con un 1.6 de gasolina (insólito en un comercial) de 98 CV de potencia para la versión de acceso Clubvan One. Con distribución variable, este Clubvan One acelera de 0 a 100 km/h en 11 segundos y alcanza los 185 km/h de velocidad punta, con un consumo oficial combinado de 5,5 lts/100 km (129 grs/km de CO2). Si se quiere más potencia, hay una versión de 122 CV para este 1.6, ya como Clubvan Cooper (201 km/h de velocidad punta y 9,8 segundos en el 0-100 km/h) con el mismo consumo y emisiones. Lógicamente no podía faltar un diesel para este Mini comercial, pero nada de un diesel poco potente, sino del 1.6 turbodiesel de 112 CV del Clubman, con el que este Mini Clubvan Cooper D acelera de 0 a 100 km/h en 10,2 segundos y roza los 200 km/h de velocidad punta (197), con un consumo combinado de 3,9 lts/100 km (103 grs/km de CO2). Todos montan cambio manual de 6 relaciones, con la opción en el Clubvan Cooper D de una caja automática también de 6 marchas.
Como producto realmente exclusivo que es y sobre todo en un segmento donde no hay este tipo de ofertas, se ignora si Mini jugará la baza del precio o no en este Clubvan, y aunque es de suponer que no, podría hacerlo al carecer de versión “combi” (para eso está el Clubman). En todo caso, está claro que esta mezcla de funcionalidad laboral e imagen “snob” van a hacer de este Mini furgoneta un vehículo urbano excepcional, muy indicado para usuarios que trabajan con productos exclusivos o que pertenecen al sector de servicios de élite (diseñadores de moda, proveedores de catering de alto nivel, arquitectos, fotógrafos…) por lo que tienen de clientes exigentes.
De todos modos, el Mini Clubvan es un soplo de aire fresco y de innovación en un ámbito de uso profesional de vehículos acostumbrado al sota, caballo y rey. Y no sería extraño que gracias al dinamismo que distingue a todos los Mini, triunfara más allá de la mera competitividad comercial. “Wait and see”, que dicen los nativos del Oxford donde lo fabrican…