Takashi Yamanouchi, presidente de Mazda, y Sergio Marchionne, consejero delegado de Fiat Auto, han sellado un acuerdo para la producción conjunta de un roadster biplaza deportivo de tracción trasera (léase próxima generación del MX-5). Sobre una plataforma común, cada marca diferenciaría su carrocería y utilizaría sus propios motores, pero los dos se fabricarían en la planta Mazda de Hiroshima. El acuerdo oficial se firmará después del verano, posiblemente en el marco del Salón de París, y podría ampliarse más tarde con la fabricación de algún Mazda pequeño para el mercado europeo en las infrautilizadas plantas italianas de Alfa Romeo. Para Mazda, este acuerdo supone abaratar los costes industriales del futuro MX-5, permitiéndole ser competitivo frente a sus futuros rivales asiáticos (especialmente coreanos), y para Alfa, lograr un biplaza deportivo carismático que repita el éxito de su Spyder, a un precio atractivo y por debajo del nuevo 4C, más caro y sofisticado (chasis de fibra de carbono, producción limitada por Maserati, etc). Larga vida pues, a la nueva saga del “Miata” Mazda/Alfa.
