PEUGEOT ha optado por la fiabilidad de un especialista nipón en 4×4 (Mitsubishi) para competir a fondo en un mercado donde parece que ya no falta nadie y que ya no es precisamente un nicho residual, con el 6% del total del mercado europeo sumando casi un millón de unidades al año. El 4007 nace como primo galo del Mitsubishi Outlander (con su correspondiente gemelo el Citroën C-Crosser), mismo bastidor y carrocería básica, pero distinto motor (el más moderno turbodiesel 2.2 HDI propio, frente al del grupo VAG del Outlander, que monta el 2.0 TDI 16V de 140 CV). Pero tanto su batalla (2,67 m) como su longitud (4,64 m) es la misma.
Por fuera el 4007 (que usa, como el 1007, la nomenclatura del «doble cero» con la que Peugeot designa sus modelos especiales) se distingue por su frontal «superfelino », de faros rasgados y gran «boca» con barras verticales, rematado el conjunto por el escudo del león en medio del capó. El lateral presenta el perfil común, incluida la tercera luna lateral de custodia, y el portón trasero se abre en dos mitades, con la luneta hacia arriba, pudiendo servir la parte inferior como plataforma de prolongación de carga o como banqueta de asientos exteriores a coche aparcado, ya que soporta hasta 200 kg.

La funcionalidad está bien estudiada, con la modularidad de la segunda fila de asientos (desplazable longitudinalmente hasta 8 cm y plegable por mitades asimétricas 60/40) y la posibilidad de contar con 7 plazas (5+2), mediante dos traseras auxiliares que dejan un suelo de carga plano una vez plegadas, con la rueda de repuesto exterior bajo el propio piso de la plataforma, lo que permite ganar espacio útil al maletero. Éste cubica un máximo de 1.686 litros (VDA) con la fila central y auxiliar plegadas, bajando a 463 litros con 5 plazas que son 510 con la banqueta central adelantada al máximo y que se quedan en 184 si se emplean las 7 plazas, desplegando la tercera fila. Ésta comparte banqueta y respaldo para ambas plazas, más adecuadas para niños por el escaso espacio para piernas, aunque se puede mejorar desplazando la segunda fila de asientos hacia adelante.
En el interior encontramos un salpicadero bastante limpio de formas, compuesto por materiales plásticos de buena calidad aparente aunque son rígidos todos ellos. Los asientos delanteros han sido escogidos exclusivamente por el fabricante francés, son cómodos, recogen bien el cuerpo y tienen buena sujeción lateral. Las plazas centrales disponen de una banqueta partida 1/3-2/3 que se des-plaza longitudinalmente 8 cm y tiene respaldos abatibles ajustables en inclinación. Los asientos de la tercera fila salen del interior del suelo (el maletero pasa de 510 a 184 litros), La suspensión es independiente a las 4 ruedas, como el Outlander, con un eje Mac Pherson delante y multibrazo detrás, con barras estabilizadoras (22 y 20 mm delante y detrás respectivamente).

Los frenos, con discos a las 4 ruedas, son ventilados de 294 mm delante con pinzas de doble pistón y macizos de 302 mm detrás, y como detalle esencial, el ESP (desconectable) forma parte del equipo de serie. Pero Peugeot ha elegido para su 4007 algunos elementos específicos como son los frenos delanteros con pinza de doble pistón, muelles más rígidos, y una dirección que mejora su tacto con una bomba de mayor caudal. Y por supuesto, el motor 2.2 HDi de 156 CV de potencia.
Este último está basado en el 2.2 HDi con doble turbocompresor (170 CV), con inyección directa common-rail mediante inyectores piezoeléctricos de 7 orificios, que en esta versión cuenta con un solo turbo, aunque también lleva filtro de partículas (hasta 180.000 km sin mantenimiento), bajando su potencia a 156 CV pero elevando su par máximo a 38,8 mkg a 2.000 rpm. Es el bloque de 2.179 cc de desarrollo conjunto con Ford.
En la práctica este silencioso motor es muy agradable en la zona baja de revoluciones, como pudimos comprobar durante nuestra toma de contacto, empuja con contundencia desde 1.500 rpm hasta las 4.500 rpm, moviendo con soltura los algo más de 1.800 kg de peso. La versión conducida Sport Pack (38.400 euros) está orientada a la conducción por carretera , y monta de serie llantas de 18” con neumáticos Bridgestone Dueler H/P 225/55 que transmiten algo de ruido de rodadura.

La versión Premium (34.500 euros) monta llantas de 16 pulgadas con neumáticos Michelin 215/70, estando más orientada al uso mixto por carretera y pistas.
Con un cambio manual de 6 marchas la velocidad máxima es de 200 km/h y la aceleración de 0 a 100 km/h de 9,9 segundos, con un consumo combinado de 7,3 litros/ 100 km y una emisión de CO2 de 194 gr/km. Como nota curiosa, este 2.2 HDI de 156 CV viene ya preparado (como todos los Peugeot diesel nuevos) para consumir biodiesel, o sea gasóleo mezclado hasta el 30% con aceite de semillas (diester).
La tracción total, de origen Mitsubishi, combina el reparto automático variable (sin reductora) con la posibilidad de tracción sólo delantera o total bajo reparto fijo («lock»), que llega al 50/50 a baja velocidad, aunque lo normal es que llegue vez y media más de par al eje trasero (40/60) para facilitar la motricidad sobre pisos de baja adherencia. El par motriz se aplica por medio de un embrague multidisco electrónico accionado por un selector situado en la consola central, pudiendo pasar de la tracción delantera a la de 4×4 en marcha. La tercera posición «Lock» está habilitada para circular por terrenos resbaladizos, aumentando la transmisión de fuerza al eje trasero (llega a mandar hasta el 55% del par), y al carecer de diferencial central se desconecta automáticamente a partir de 40 km/h para proteger la transmisión. El comportamiento es bastante estable en carretera con oscilaciones contenidas de la carrocería, donde los ocupantes tienen el confort garantizado y el cambio es bastante preciso y está bien escalonado, mientras la elección de frenos más potentes aseguran la detención del vehículo en pocos metros con toda seguridad.