SKODA ROOMSTER 1.9 TDI
30 abril, 2007
Original y versátil —no se parece en nada a sus posibles competidores— el Roomster resulta ideal para familias dinámicas, gracias a su bien resuelto interior para crear una sensación muy agradable de espacio y hacerlo un vehículo práctico. Externamente se sale de lo corriente, parece responder a la simbiosis de dos formas de entender el automóvil, la mitad delantera pertenece a un turismo bastante agresivo, muy parecido al nuevo Fabia y, la otra mitad a un monovolúmen. Visto de frente mantiene la imagen de marca, con sus grandes faros halógenos de cristal transparente y su amplio paragolpes integrado en la carrocería con tres tomas de aire en la parte inferior y los faros antiniebla en sus extremos.

Un diseño distinto.— Lateralmente, se aprecia el contraste de los dos estilos, hasta el final de la puerta delantera es un turismo con un parabrisas muy inclinado, y a partir del pilar «B», es totalmente diferente, con unas ventanas casi descomunales que llegan hasta el techo, para ofrecer a los ocupantes de las plazas posteriores una gran visibilidad, las manecillas de las puertas traseras están integradas en el marco central, lo que le da un aspecto diáfano, sólo alterado por los pequeños abultamientos de los pasos de rueda que alojan unas vistosas llantas de aleación de 16 pulgadas con neumáticos 205/45 R 16.
En la zaga destaca el amplio portón de apertura vertical con una gran luneta, ofreciendo una excelente visibilidad y una apertura de carga de grandes dimensiones, mientras que los grupos ópticos que rodean el portón van en una posición muy elevada.
El Roomster es uno de los coches más seguros de su categoría, con múltiples refuerzos en su estructura de deformación programada. Pero además dispone de airbags frontales, laterales y de cabeza y todas las plazas llevan cinturones de seguridad de tres puntos, los delanteros con pretensores.
Y no podemos dejar este apartado sin mencionar la llegada por primera vez a un modelo de Skoda de los faros halógenos autodireccionales como equipo opcional.
El interior está bien acabado y va dividido en dos zonas diferentes. La parte delantera gracias a su diseño despejado ofrece una gran visibilidad, un salpicadero y cuadro de instrumentos bien ajustado y muy completo. En el acabado Fun incorpora unos asientos de tipo deportivo, el del conductor regulable en altura y con una posición bastante erguida, similar a la de un monovolúmen, y con el volante regulable en altura y profundidad, logrando fácilmente una correcta posición de conducción. Igualmente versátil y cómodo es el diseño de la parte posterior. Unas amplias ventanas laterales, asientos 4,6 cm más altos que los delanteros, permitiendo a sus ocupantes disfrutar de una excelente visibilidad, tanto frontal como lateral, así como el innovador sistema de asientos Vario Flex, que se combinan para ofrecer la posibilidad de configurar la parte trasera según cada necesidad.

Los tres asientos, dos de tamaño normal y un tercero, el central, excesivamente estrecho para viajar tres adultos, son individuales y pueden abatirse y extraerse: los laterales son desplazables longitudinalmente 150 mm y a lo ancho hacía el interior 110 mm juntándose, dando lugar a una disposición de 4 asientos más cómoda, plegando el asiento central, que se convierte en un reposabrazos central, pudiéndose quitar si se desea sin esfuerzo, porque sólo pesa 11 kg. En las medidas de confort, aunque los ocupantes disponen de 1,35 m de anchura a la altura de los hombros, que no es mucho, atrás si hay buen espacio para las piernas de entre 700 y 945 mm y la altura para la cabeza alcanza casi un metro.
Lástima que entre el túnel (perfectamente inútil) para hipotética transmisión central y el exiguo asiento central posterior, la capacidad real de este Roomster sea más para 4 plazas que para 5.
Otro de sus puntos fuertes es el maletero, ya que, considerando que lleva una rueda de repuesto normal, es todo un logro ofrecer entre 450/530 litros de capacidad —según la posición de los asientos traseros deslizantes 15 cm—, en un coche que sólo mide 4,20 m de longitud.
Abatiendo los asientos traseros se crea una zona de carga completamente plana de 1,27 m de largo por un metro de ancho y otro tanto de altura, con una capacidad de 1.555 litros (1.780 litros hasta el techo).
Plataforma híbrida.— Debido a que es un coche de concepción familiar, nos ha parecido bien elegido su bastidor, con la parte delantera del Fabia con la suspensión Mac Pherson, y la trasera tomada del Octavia de primera generación con su semieje torsio-nal, solución robusta y alejada de sofisticaciones, tenemos que recordar que la facilidad y nobleza de reacciones priman sobre cualquier otra consideración. Y así es, el Roomster, un coche noble y sencillo de controlar, incluso cuando se pretende extraer todas sus posibilidades dinámicas que, por cierto, no son pocas, ya que muestra una sorprendente velocidad de paso en curva. A ello contribuye la menor anchura de la vía delantera (1,42 m) con respecto a la trasera (1,48 m). También influye en su comportamiento el reglaje de las suspensiones que hacen que el confort no se vea afectado negativamente, salvo en firmes muy estropeados. De todos modos, la elasticidad de los muelles hace que aparezca un cierto balanceo en curvas a elevado ritmo, pero el problema no pasa de aquí, gracias a las barras estabilizadoras delantera/trasera de 20 y 18 mm de diámetro respectivamente.
El equilibrio entre ambos trenes es ejemplar, tanto por la precisión del delantero como por la eficacia del trasero en cualquier situación. Además, el ESP que incorporaba nuestra unidad —lástima que sea opcional— estaba tarado de tal modo que impide los derrapes, sin obstaculiza el control del coche.

Pero una suspensión tan confortable tiene el inconveniente que en las frenadas de emergencia se produce un ligero serpenteo que hay que corregir con el volante. Por lo demás, el comportamiento de este Skoda es de lo más noble y seguro con reacciones totalmente predecibles y fáciles de asimilar.
La dirección asistida electrohidráulica es precisa y rápida —con 3 vueltas de volante entre topes—, permitiendo un buen control especialmente en curvas enlazadas sin que el coche cambie la trayectoria, además con una excelente maniobrabilidad en ciudad, gracias a su diámetro de giro de 10,5 m. Los frenos, con cuatro discos, los delanteros ventilados, ofrecen unas distancias de frenado correctas, el tacto del pedal es agradable y progresivo y nunca dieron signos de fatiga, pese a una utilización intensiva.
El conocido motor diesel 1.9 TDI de 105 CV hoy en día ya no es una referencia de suavidad y progresividad en la respuesta, pero resulta más que suficiente para mover los 1.255 kg que pesa el Roomster, con una buena agilidad, tratándose del motor adecuado para un conductor que desea disfrutar de todo menos de sensaciones fuertes al volante.
Desde 1.500 rpm ya roza los 24 mkg de par empujando con dignidad y a 2.000 rpm con cierta contundencia, hasta tal punto que cuando pisamos el acelerador a fondo en la salida de una curva cerrada con la 2ª velocidad, se aprecian ciertas pérdidas de motricidad, que obligan al sistema de control electrónico de tracción a realizar su trabajo. Superadas las 3.500 rpm pierde parte del empuje, ya que la curva de par desciende notablemente, para perder todo su vigor a 4.000 rpm, régimen al que vibra y suena ya más de la cuenta. La caja manual de 5 marchas, de excelente precisión y suavidad de manejo, dispone de unos desarrollos tirando a cortos, con una 4ª de 35 km/h y una 5ª de 44,5 km/h a 1.000 rpm, lo que le permite alcanzar la teórica velocidad máxima por encima del régimen de potencia máxima a 4.150 rpm (184 km/h), y a la vez una agilidad de marcha sorprendente, pudiendo circular tranquilamente en 5ª a 90 km/h y con sólo presionar más el acelerador incrementa rápidamente el ritmo sin necesidad de reducir de marcha.
Las prestaciones del Roomster 1.9 TDI son las correctas para un coche de su planteamiento, lo que no impide que sean las más brillantes de toda la gama, tanto en velocidad máxima, en aceleraciones como en recuperaciones, siendo en este último apartado donde más brilla, por sus desarrollos más bien cortos y su elevado par motor.
En cuanto a consumos, éstos son superiores a lo indicado por el constructor, aunque siguen siendo discretos. No hay que olvidar que el coche pesa 1.255 kg y que su Cx tampoco es demasiado brillante, por lo que una media de 6,3 l/100 km es un consumo más que aceptable.
El equipamiento del Roomster Fun es bastante completo, con 6 airbags de serie, aire acondicionado, ABS, asientos traseros deslizables y abatibles, cierre centralizado con mando remoto, elevalunas eléctricos, retrovisores exteriores regulables eléctricamente, faros antiniebla, llantas de aleación ligera, ordenador de a bordo, regulación del volante en altura y distancia, dirección asistida electrohidráulica, rueda de repuesto de tamaño normal con llanta de aleación, etc. Pero se echa de menos en un coche cuyo precio es de 18.990 euros, el ESP, pues al incorporar el ABS de serie, sólo hay que añadir 390 euros para su instalación.
Además ya hay coches en el mercado que por este precio lo incorporan de serie.