Con el nuevo Sebring, Chrysler recupera en su berlina media de representación gran parte de su identidad, ofreciendo un diseño más moderno y vanguardista, e introduciendo por primera vez en este segmento una variante diesel.
Si la generación anterior del Sebring, pasó sin pena ni gloria por nuestro mercado debido en parte a sus características de típica berlina americana con blandas suspensiones, y a la ausencia de motores diesel, clave en este segmento tan competitivo, esta nueva generación corrige los fallos y añade las siglas 200C con la clara intención de conseguir el mismo éxito y reconocimiento que su hermano mayor el Chrysler 300C. Para ello, aunque el nuevo Sebring apenas crece 1 cm de largo (4,85 m) respecto a su predecesor, la batalla se alarga 2 cm hasta los 2,77 m, y las vías crecen 4 cm, con lo que ofrece una mayor habitabilidad interior y mejor comportamiento dinámico. El exterior recurre a un diseño con más fuerza, inspirado en el prototipo Chrysler Airflite (Ginebra 2003), un coupé de marcada personalidad del que recoge los principales elementos de su frontal, como son la parrilla sobredimensionada típica de la marca, los grandes faros multióptica y el capó estriado que muerde sobre la parrilla. Lateralmente, una nervadura ligeramente inclinada hacia delante y situada bajo los tiradores de las puertas se encarga de disimular su carácter de berlina, además de dinamizar su imagen.

La zaga repite las enormes dimensiones del frontal, recurriendo a pilotos de gran tamaño divididos por el portón del maletero, el escudo de la marca en posición central, y la tercera luz de freno enrasada en el perfilado superior que simula un pequeño espoiler.
Para el interior se recurre al empleo de plásticos bicolores de tonos claros, con buena presencia y tacto, que dibujan diseños limpios con predominio de aristas frente a formas circulares, salvo el cuadro de relojes formado por tres círculos, los tres mandos independientes del climatizador y el detalle clásico del reloj analógico, situado en el centro del salpicadero (como en el 300C). Las inserciones de aluminio en los tiradores de las puertas y de símil madera en salpicadero y también puertas dan un toque de elegancia añadida, aunque sólo se incluyen en el acabado superior Limited.
Como ya lo hiciera el 300C en la categoría superior, el Sebring se convierte en el primer modelo del segmento D en la historia del fabricante americano en ofrecer una versión diesel. Sin embargo, y como pudiera pensarse, no recurre a propulsores y transmisiones de origen Mercedes, sino al reconocido motor 2.0 TDi del grupo Volkswagen, el mismo que adopta el recién presentado Jeep Compass.

Para los amantes de la gasolina (cada vez menos), también está disponible un motor dos litros multiválvula VVT de 156 CV fabricado por Global Engines, una «join venture » entre DaimlerChrysler, Mitsubishi Motors y Hyundai para la fabricación de motores cuatro cilindros que emplean la última tecnología de las compañías participantes.
Asociado a un cambio manual de cinco velocidades, suplirá inicialmente la escasa demanda que tiene este tipo de motorizaciones en nuestro país, aunque dentro de un año se le añadirá una variante V6 de 2.7 litros y 193 CV con caja automática de tipo Autostick secuencial de 6 relaciones. Durante su presentación tuvimos oportunidad de conducir la versión diesel de 140 CV, dotada de inyección directa por bombainyector que además de conseguir un elevado par máximo (31,6 mkg a 1.750 rpm), establece su consumo medio en 6,2 litros cada 100 km. Su tipo de inyección le hace ser más ruidoso, aunque la buena insonorización del habitáculo sólo permite percibirla a partir de 3.000 rpm, donde el motor se vuelve claramente más sonoro y puede inducir a pensar en un cambio a marcha superior. La caja manual de 6 velocidades (la japonesa Aisin) está bien escalonada para el motor y el peso del vehículo (1.635 kg en vacío) y permite realizar cambios bastante rápidos y precisos.

El nuevo esquema de suspensiones que incluyen un eje trasero multibrazo y la adopción de un tarado más firme que en el modelo anterior, facilita ya una conducción más dinámica sin pérdida de confort para sus ocupantes sobre mal firme. No obstante, su amplio interior sólo se ve perjudicado por el gran túnel de transmisión que estorba a la plaza central trasera, mientras que los altos asientos delanteros adolecen de excesiva dureza y sobre todo de escasa sujeción lateral, sensación incrementada por el tapizado en cuero. Por otra parte la dirección se vuelve más sensible con la monta de llantas de 18 pulgadas, de serie en el acabado Limited.
A la venta desde el pasado mes de marzo, los precios comienzan en unos competitivos 24.360 euros para el 2.0 gasolina, mientras que las variantes diesel alcanzan 25.100 y 27.800 euros, en acabados Touring y Limited respectivamente, incluyendo desde el primer nivel un buen equipamiento: 8 airbags, control de estabilidad, climatizador y asiento del conductor eléctrico entre otras cosas. En verano la gama Sebring se ampliará con una variante descapotable.