“Los coches eléctricos totalmente protegidos”
Los coches eléctricos no tienen porque sufrir más accidentes que los que usan motores de combustión e, incluso, tratándose de unidades con propulsor eléctrico, su comportamiento es asimilable al de cualquier otro coche, como demuestran cada vez que se enfrentan a los impactos de las pruebas de EuroNCAP.
Sin embargo, sí es cierto que hay en ellos algunos componentes que requieren cierta atención en el caso de que se vean implicados en un accidente de envergadura.
Algunas compañías de seguros han entendido perfectamente esta situación que conforman los nuevos coches eléctricos, ofreciendo precios adecuados a los mismos, sobre todo si se trata de compañías con una especialización en la automoción ecológica, e incluso puedes calcular el precio del seguro del coche para así entender estos curiosos parámetros
El circuito eléctrico con el que trabajan los coches eléctricos genera una intensidad de corriente alta, muy superior a las de un enchufe doméstico, lo que en circunstancias muy concretas puede suponer riesgo si se produce la ruptura de algunos de los cables u otros elementos del circuito.
Las baterías de los coches eléctricos están totalmente protegidas e introducidas en una capsula segura, así como todo el cableado y sus circuitos y derivaciones salen ya de fábrica protegidos al 100% y además, todos los modelos en el mercado cuentan con sistemas automáticos de interrupción del flujo de electricidad en caso de accidente, siendo ésta la intervención más efectiva en su caso.
Una de las propuestas técnicas más llamativas para realizar la completa interrupción del flujo de electricidad rápidamente y sin riesgos para las personas, corre a cargo de Bosch, quien propone que para evitar cortocircuitos o incendios, se desencadenen micro-explosiones. Se trata de utilizar chips de semiconductores que recibirían la señal de los airbags tras un choque de cierta envergadura y, en milisegundos, activarían pequeños dispositivos pirotécnicos.
Con su explosión, estos inutilizarían secciones enteras de cables de alta tensión instantáneamente y, de ese modo, se eliminaría cualquier riesgo, pudiendo ganar tiempo en la atención y rescate de las potenciales víctimas.
Sin embargo, una interrupción de circuito eléctrico puede (en casos muy aislados) no ser suficiente para evitar que se produzca el incendio o la explosión de una batería. Esta situación puede ocurrir tanto en un coche con motor de combustión como en un vehículo eléctrico fortuitamente, como consecuencia de una fuga por calentamiento extremo de la batería o, también, en un accidente de importancia.
Un impacto puede, así, producir la ruptura de la carcasa de la batería, del mismo modo que puede originarse de forma espontánea si esas baterías alcanzan temperaturas muy elevadas. Esto puede crear un cortocircuito y, consecuentemente, se produce el efecto Joule: la electricidad se convierte en calor que, a su vez, acelera la reacción química y la temperatura sigue incrementándose. Esta fuga térmica acaba provocando el incendio de la batería y, en algunos casos, hasta su explosión.
Afortunadamente, estas situaciones se dan muy infrecuentemente (porcentualmente menos que en coches con motor de explosión), sobre todo por comparación con los vehículos con motores de combustión, en tanto que una vez que la batería se incendia existe una gran dificultad de suprimir el fuego. La razón es que el paquete es inaccesible -la carcasa puede tener sólo una pequeña fisura- al elemento de extinción que se utilice y las celdas que lo componen pueden reaccionar en una especie de efecto domino. Además, algunos de los gases liberados pueden ser tóxicos, como el monóxido de carbono o el ácido cianhídrico.
Así, si bien es posible utilizar agua para ahogar el fuego -para lo que se pueden necesitar ingentes cantidades de agua que, por otro lado, puede quedar contaminada-, lo es también perfectamente que, tras la aparente extinción, se vuelva a producir si no se ha realizado correctamente. Incluso días o semanas después. Y en varias ocasiones. De hecho, algunas marcas de automóviles recomiendan que si no hay riesgos para las personas o propiedades, sus coches ardan hasta que el fuego se extinga por sí mismo.
No hay que olvidar que estas baterías están diseñadas para suministrar tensiones de 400 a 800 voltios en corriente continua, lo que las hace potencialmente más peligrosas en caso de descarga, luego su desconexión automática en caso de impacto elimina el riesgo de descarga eléctrica o incendio.
En todo caso, estas situaciones en las que la batería de iones de litio arde o explota son extremadamente raras, por lo que las ventajas del uso de los vehículos eléctricos en cuanto a su efecto sobre el medio ambiente (aspecto este apoyado firmemente por la aseguradora Verti con su campaña por la ecología automovilística) compensan los riesgos que, por otro lado, pueden ser solventados técnicamente.