Pagani Imola

20 febrero, 2020
J.C. BERGER
El «no va más» de Horacio

El artesano italiano especialista en superdeportivos presenta en Ginebra el Pagani Imola, una versión especial de su Huayra con un chasis y una configuración mecánica de su motor Mercedes especialmente potenciado y afinado para su uso en circuito, pero sin dejar de ser un modelo de calle matriculable.

Con el nombre del circuito en donde Pagani lo ha puesto a punto, el constructor ha anunciado una mini-edición limitada de sólo 5 unidades que fabricará en sus talleres de Módena, a un precio mínimo de 5,4 millones de dólares (unos 5 millones de euros) cada una, sin contar los extras de equipamiento y personalización.

En realidad, se sabía desde el pasado otoño que Pagani estaba modificando unidades del Huayra bajo nuevas especificaciones de circuito, sobre todo desde que un cliente colgó imágenes de su ejemplar modificado en las redes sociales de Internet. Pero ahora ya se trata de una versión oficial homologada, y ampliamente experimentada en el propio circuito de Imola del que toma su nombre, en cuyo trazado ha llegado a recorrer hasta 16.000 km para su perfecta puesta a punto.

Sus medidas no difieren mucho de las del Huayra, con su misma batalla (2,80 m) y una longitud total de 4,85 m, destacando sus dos metros de anchura (2,03 con los espejos plegados) para una altura de sólo 1,27 m.

Respecto al Huayra se distingue por una serie de aditamentos aerodinámicos específicos, con un chasis reforzado de fibra de carbono con titanio y una suspensión modificada para procurar el máximo rendimiento en circuito.

Pagani Imola: motor y chasis de competición pura

Su motor es el V12 sobrealimentado de 6 litros de cubicaje de origen Mercedes-AMG, como el del Huayra, pero ahora potenciado hasta los 838 CV y con un par máximo de 112 mkg (o sea, 83 CV más que el Huayra y unos 7 mkg más), con tracción exclusivamente a las ruedas traseras a través de un cambio automático XTrac AMT de 7 relaciones con embrague de triple disco y diferencial autoblocante electromecánico. Como novedad cuenta con un sistema de cambio rápido “smart gas”, que reduce el tiempo de la inserción de la marcha jugando con la aspiración puntual del motor en ese instante.

Los desarrollos han sido ligeramente modificados respecto a los del Huayra y el cambio cuenta por supuesto con levas al volante, formando un conjunto con un peso total de tonelada y cuarto (1.246 kg) en vacío, lo que para sus 838 CV de potencia arroja una relación peso-potencia de menos de kilo y medio por caballo (1,49). Los 12 cilindros de su motor Mercedes cuentan con doble sobrealimentación, formando una V a 60º, y aunque las prestaciones no se han hecho públicas, Pagani ha hecho especial hincapié en la mejora de las mismas en circuito, tanto por el aumento de las mismas como por le reducción de peso.

Y ya que hablamos de peso, hay que remarcar la solución empleada por el fabricante italo-argentino con la pintura de este «supercar». Y no es que la haya eliminado como hizo Mercedes-Benz en 1937 arañando la pintura para aligerar sus bólidos y así poder cumplir con las verificaciones de la competición (dando lugar a las míticas flechas plateadas), sino que mediante un nuevo proceso denominado Acquarello Light se ha logrado bajar hasta 5 kg el peso de su pintura.

En cuanto al tren rodante, monta llantas especiales de aleación forjada de 20” de diámetro delante y 21” detrás, calzadas con neumáticos Pirelli Trofeo R de 265/30 R20 delante y 355/25 R21 detrás, y los frenos son de discos carbocerámicos de casi 40 cm delante (398 mm) y 38 cm detrás, con pinzas Brembo de 6 pistones delante y 4 detrás. Por lo demás, y aunque el precio de cada unidad no incluye el IVA, Pagani anuncia que las 5 unidades ya están vendidas

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