Nuevo Citroen DS5 – Agosto 2011

29 agosto, 2011

EL nuevo DS5 no comparte bastidor con el C5 ni aspiración representativa por encima de éste, sino que toma el de su primo Peugeot 5008, con suspensión “metálica” y no hidráulica y un diseño 5 puertas muy depurado. En efecto, con 4,53 m de largo por 2,73 m de batalla, el DS5 no aspira a ser un alto de gama por delante de los 4,78 m del Citroën C5, sino un “compacto grande” en su formato 5 puertas con pretensiones deportivas basadas en un diseño muy afilado, pero sin ocultar su vocación familiar (las manillas de las puertas traseras no van camufladas). Tampoco se presenta como un “coupé de 5 puertas”, aunque sí como primer híbrido de la marca, al asociar a sus motores térmicos delanteros un eléctrico trasero de 27 KW (37 CV) que le permiten ofrecer (en la única versión híbrida anunciada de momento, combinada con el turbodiesel 2.0 HDI en su variante más potente de 163 CV), un total de 200 CV unidos al cambio pilotado sin pedal de embrague de 6 relaciones, presentándose además como un Citroën de tracción total.

Fabricado por Peugeot en Sochaux, llega como una oferta intercalada entre el C5 y el DS4 que además de su especificidad como híbrido, une también cuatro opciones normales térmicas de tracción delantera, dos diesel y dos gasolina, las primeras unidas a los motores 1.6 y 2.0 HDI y las segundas al 1.6 THP. En diesel, el 1.6 HDI de 112 CV se presenta como “e-HDI” con “stop & start” de serie y cambio robotizado de 6 marchas y desarrollos largos, mientras que el 2.0 HDI viene en configuración normal (con el motor 2.0 HDI de 163 CV) y cambio manual ó robotizado. En gasolina, el 1.6 THP turboalimentado de inyección directa se declina en las dos variantes ya conocidas, la de 156 CV y la de 200 CV, la primera con cambio automatizado y la segunda manual, ambas de 6 marchas. Con estas potencias, y sin pretensiones excesivamente deportivas, el nuevo DS5 está en condiciones de ofrecer unas prestaciones brillantes, aunque sin hacer demasiada sombra a las de sus hermanos generalistas con igual mecánica.

Estéticamente, este DS5 surge como una especie de compacto de diseño, con aires de break. Su silueta está muy lograda, con una presencia original sin excesivos alardes, con aires de coupé y zaga de familiar, buscando un cierto estilo “gran turismo”. Con la batalla del Peugeot 5008 y unas suspensiones similares de lo más normalito (eje independiente Mac Pherson delantero y semiindependiente torsional detrás), su frontal entra dentro de los rasgos comunes de los DS, con su amplia toma de aire, ligeramente dividida por el tramo donde se encuadra la matrícula, las barras cromadas de la parrilla con los “chevrones” integrados en su centro y el logo DS por encima, ya sobre el capó.

Los faros adoptan un diseño especial, trapezoidal pero más cuadrangular por las aletas, y como rasgo original surgen unos gruesos perfiles sobre éstas, en tono metalizado, que se prolongan desde los faros hasta las primeras puertas laterales entrando en éstas hasta su perfil inicial superior, y encuadrando los triángulos delanteros transparentes que actúan a modo de ventanillas delanteras de custodia, como en los monovolúmenes. Con su ascenso parcial por el marco inicial de la puerta (al estilo del que marca la chapa en el pilar B del DS3), justo a la altura de los retrovisores, ofrece un detalle exclusivo de diseño que no peca ni de pretencioso ni de exagerado, logrando el objetivo de distinguirlo como modelo sin dar una nota de futurismo superfluo.

Los faros antiniebla y la luz de cruce diurna van muy bien integrados en las tomas laterales de aire del frontal, y todo la imagen del coche exhibe un aire elegante y de buen gusto, muy en consonancia con el que se pretende dar a la gama. De lado, los flancos presentan otro perfil especial bajo las puertas, con una inflexión al principio y rematado por su ascenso al marco final de las puertas traseras en contraste con la extensión del paso de rueda, y un perfil metalizado por debajo de las puertas, que le da un discreto toque “chic” como DS.

Por detrás, los grupos ópticos en forma de suave flecha, partidos entre portón y aletas, junto con la continuidad de vidrio entre luneta y ventanas de custodia, consiguen una estampa igualmente sobria y elegante, con una zaga desnuda de adornos superfluos, con el logo DS en el centro y la matrícula abajo, en un resalte del paragolpes, en el que se integran las dos salidas de escape en las esquinas.

El puesto de conducción va en consonancia con el aire de familia DS, con un volante muy vertical con zonas anchas en su aro, consola central realzada con palanca de cambio corta, tapizado bitono, con cuero y detalles metalizados, asientos Bracelet, etc. El maletero (465 litros) es bastante grande, aprovechando bien los 4,5 m de largo del coche, y sobre todo su amplia distancia entre ejes, de la que se benefician los ocupantes. Choca un poco que Citroën haya renunciado a la suspensión hidroneumática en un coche que ya entra en la oferta superior de la gama, dejando claro que en el futuro hay hueco para un DS6 claramente por encima del C5 que sí contará con ella.
Entre su equipamiento, y en consonancia con su carácter “premium”, el nuevo DS5 ofrece un ESP con control de tracción inteligente, conexión Citroën eTouch (de ayuda y asistencia inmediata), alerta de cambio de carril (AFIL), cambio automático de luces (de larga a corta y viceversa), luces internas de diodos, consola de techo, etc… Una señal clara de la voluntad de la marca Citroen por competir mas allá de un mercado generalista, con un producto distinto y original, y a la vez capaz de satisfacer a un amplio segmento de la clientela más exigente que compra los turismos compactos europeos.

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